Ferias de Ganado

Ferias de Bestiá

La ganadería fue durante siglos la principal riqueza de la villa de Benasque en todos sus aspectos, la cría y recría de ganado caballar, asnal y la mular (estorsina, en benasqués), el vacuno, el porcino (llitons) y, como no, ovino o lanar (les güelles).

Todo este volumen ganadero se comercializaba en las diferentes ferias del reino (Graus, Barbastro, Sariñena, Huesca). Los animales, especialmente el caballar y mular, gozaban de un gran prestigio por su alta calidad (fortaleza y salud) en todo el país, motivo por el cual eran muy demandados por los campesinos de todo el estado.

Nos vamos a ocupar aquí de las ferias que desde siglos se organizaban en la villa y aunque desafortunadamente no podemos precisar con exactitud el origen de las mismas, si conocemos la fecha documentada por Tomás Faci en el año 1303, aunque nos parece lógico suponer que se realizaran con anterioridad.

Partiendo pues de esta fecha de 1303, la feria se organizaba desde el 22 de agosto al 25 y estaba sometida a una carga impositiva mediante la cual se debía entregar la lezda (impuesto sobre las mercancías).  En principio se pagaba al castlan o castellán del castillo de la villa, y es posible que coincidiera con los conocidos siete días de San Bartolomé.

 

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Posteriormente el privilegio de pago de impuestos sobre los días feriados pasó a la casa de Conques, que uso del privilegio de forma intermitente a lo largo de siglos. En 1537, se confirma la feria, que dura desde el 15 de agosto al 24 del mismo mes y será conocida como Los 7 días de San Bartolomé. (Nueve días que finalizaban precisamente el día de San Bartolomé).

El 31 de octubre de 1537. En la villa de Monzón, del Reyno de Aragón, el Señor Emperador Carlos V concedió a la villa de Benasque, privilegio de feria desde el día quince del mes de agosto hasta el día veinte y cuatro del mismo mes, en cada un año.

Concediendo en él a todas y cualesquiere personas que acudiesen a dicha feria con ganados gruesos menudos y otros cualesquiere bienes, sean salvos y seguros así a la ida como a la vuelta de dicha feria, como también estando y vendiendo en ella. Y esto vaxo especial protección guiaje y salvaguardia real de tal manera que sobre las dichas personas, bienes y mercancías no puedan ser durante el tiempo de dicha feria presas, detenidas ni en manera alguna molestadas por culpa de crimen o deudas ajenas; sino es que sobre las dichas personas estuviesen especialmente obligadas en su nombre propio o como fianzas. Exceptuando de dicho privilegio a los hereges, proditores, falsificadores de moneda, violadores, salteadores de caminos, sodomitas, ladrones y los que cometieren crimen de Lesa Majestad. Despachado en la villa de Monzón, el día, mes y año arriba calendados”.

Este privilegio fue un constante foco de malestar entre los del gobierno de la villa y la casa de Conques  y, la villa mantuvo permanentes litigios sobre este privilegio, como por ejemplo prohibir la entrada de vino en la villa durante el mes de agosto, hasta que finalmente desapareció en el siglo XVII. Se siguió con la feria ganadera de San Bartolomé hasta el siglo XVIII momento en el cual los ganaderos benasqueses decidieron cambiar de fecha de la feria para pasarla al otoño, para ello solicitaron dicho cambio al rey, que concedió y legalizó dos ferias anuales en junio y en octubre. Hoy se mantiene únicamente la del 12 de octubre, la del Pilar:

“Ha servido conceder a la villa de Benasque, en el Reino de Aragón, su real facultad para que pueda celebrar dos ferias al año: la primera en el mes de junio, ocho días antes y otros ocho días después de la festividad de San Antonio de Padua, y la segunda ocho días antes y otros tantos después del día de Nuestra Señora del Pilar. Así mismo se ha dignado SM conceder a la dicha Villa de Benasque, igual facultad y permiso para celebrar mercado en el día lunes de cada semana“.

Antonio Merino Mora